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Nuevo acuerdo agropecuario entre Ecuador y Perú: menos barreras, más control técnico

 

El 24 de noviembre de 2025, Ecuador y Perú dieron un paso clave en su relación comercial agropecuaria. En Lima, la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad) y el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA) acordaron nuevos mecanismos de cooperación sanitaria para facilitar el intercambio de productos agropecuarios entre ambos países.(Agrocalidad)

Detrás de los titulares sobre “más comercio” hay un cambio de enfoque: menos barreras administrativas y discrecionalidad en frontera, pero más control técnico, basado en criterios sanitarios y de inocuidad claramente definidos. Es una señal de que la competitividad ya no pasa solo por bajar aranceles, sino por demostrar con evidencia que los alimentos cumplen estándares exigentes.

¿Qué se acordó?

El eje del nuevo entendimiento es doble. Por un lado, se definieron los requisitos para reabrir el mercado peruano a la pitahaya ecuatoriana (roja y amarilla), un cultivo que ya cuenta con 1.317 sitios de producción habilitados y genera alrededor de USD 30 millones al año, con unas 12.000 toneladas exportadas.(Agrocalidad)

Por otro lado, se abrió un nuevo mercado para bovinos vivos (bovinos en pie) hacia el Perú. Solo en el último año, la demanda peruana de proteína cárnica bovina alcanzó 6.780 toneladas, valoradas en aproximadamente USD 18,8 millones, lo que convierte a este segmento en una oportunidad estratégica para los ganaderos ecuatorianos que buscan diversificar sus destinos.(Agrocalidad)

A estos avances comerciales se suma la firma de un procedimiento conjunto para actuar de manera coordinada ante riesgos de contaminación en alimentos agropecuarios. El objetivo es reforzar la inocuidad en toda la cadena y proteger la salud de los consumidores de ambos países.(Agrocalidad)

Menos barreras: facilitación con reglas claras

El mensaje político y técnico del acuerdo es claro: el comercio no se dinamiza levantando controles, sino haciendo que estos sean previsibles, proporcionales y coordinados.

La reapertura de mercados como el de la pitahaya y la habilitación de bovinos vivos no habrían sido posibles sin un trabajo previo de armonización de requisitos, intercambio de información y reconocimiento mutuo de capacidades institucionales entre Agrocalidad y SENASA.(La Nación)

En la práctica, “menos barreras” significa:

  • Menos trámites duplicados y certificados innecesarios.

  • Listas claras de sitios y operadores habilitados.

  • Procedimientos acordados para inspecciones y certificaciones.

  • Mayor previsibilidad en frontera, reduciendo tiempos y costos logísticos.

Todo esto se traduce en un entorno donde el productor sabe qué debe cumplir, el exportador puede planificar mejor, y el importador en el país vecino confía en el sistema sanitario del otro lado de la frontera.

Más control técnico: inocuidad en el centro

El otro componente del acuerdo es “más control técnico”. Lejos de representar un relajamiento, el nuevo esquema refuerza la vigilancia sanitaria y la inocuidad alimentaria.

El procedimiento conjunto firmado por Agrocalidad y SENASA establece cómo actuar ante posibles riesgos de contaminación, cómo compartir información y cómo coordinar respuestas rápidas frente a incidentes que puedan afectar tanto a la salud pública como a la reputación de los productos de la región andina.(Agrocalidad)

Esto implica:

  • Mayor énfasis en monitoreo de plagas y enfermedades.

  • Trazabilidad de la producción desde la finca hasta el punto de exportación.

  • Protocolos de bioseguridad y buenas prácticas agrícolas y pecuarias.

  • Capacidad para retirar o bloquear productos cuando se detectan riesgos.

En términos simples, se baja la “muralla” burocrática en la frontera, pero se refuerzan los estándares técnicos dentro de las fincas, centros de acopio, mataderos y plantas de procesamiento.

Oportunidades y desafíos para productores ecuatorianos

Para el sector ecuatoriano, este acuerdo abre puertas concretas. La pitahaya consolida su presencia en un mercado cercano, con ventajas en tiempos de tránsito y costos logísticos. Los ganaderos ven por primera vez la posibilidad de colocar bovinos vivos en el vecino del sur, donde existe una demanda real de proteína cárnica.(La Nación)

Sin embargo, estas oportunidades vienen acompañadas de responsabilidades:

  • Invertir en infraestructura básica (corrales, manejo de estiércol, corrientes de agua, etc.) y en buenas prácticas de manejo animal.

  • Cumplir con planes de vigilancia sanitaria y vacunación.

  • Mantener registros trazables de producción, tratamientos y movimientos de animales y cultivos.

Para los pequeños productores, el reto será asociarse, acceder a asistencia técnica y aprovechar instrumentos públicos (crédito, capacitación, certificaciones) que les permitan alcanzar los estándares requeridos. Si no lo hacen, el riesgo es que solo unos pocos actores medianos o grandes capitalicen el nuevo marco bilateral.

Un paso más en la integración andina

Aunque se trata de un acuerdo bilateral entre Ecuador y Perú, su lógica encaja con la agenda más amplia de la Comunidad Andina, que busca fortalecer la seguridad alimentaria regional y reducir barreras técnicas al comercio con base en criterios científicos y sistemas de control modernos.(Comunidad Andina)

Con este movimiento, ambos países envían una señal: es posible combinar apertura comercial con altos niveles de protección sanitaria. Menos barreras no significa “vale todo”, sino más confianza en las instituciones técnicas, en los sistemas de inocuidad y en el esfuerzo de los productores por cumplir requisitos.

Para Ecuador, el reto ahora es aprovechar el momento. Si el sector agropecuario logra organizarse, invertir en calidad y cumplir a cabalidad con los nuevos protocolos, este acuerdo con Perú puede convertirse en un modelo exportable hacia otros mercados de la región y del mundo: comercio más ágil, sí, pero sustentado en controles técnicos robustos que garanticen alimentos seguros y competitivos.

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